poemas de amor Crazzy Writer's notebook: La fiesta de la horguera purpura

30/10/12

La fiesta de la horguera purpura





Finales de octubre en la linde con noviembre. Se desprende desde un claro una luz violácea. La fiesta de la hoguera purpura dará en breve comienzo. A lo largo de aquella velada, mayores y ancianos de un pequeño clan errante, narraban sus vivencias y experiencias al cálido abrigo de las llamas.

Reinaba una noche de niebla cerrada. Un pequeño grupo de chicos y chicas recorría el bosque en silencio bajo la luz difuminada de la luna, tratando de adivinar los ruidos que traía el viento. Aquel sonido parecía animal pero no se asimilaba a ninguno de lo que ellos conocían. Siguiendo el rastro que dejaba llegaron a un oscuro rio que atravesaba el bosque. Todos se quedaron mirándolo. Nunca habían visto nada parecido.

-Fijaros, ese rio no refleja los arboles-.

Sonó una exclamación general. Uno venció el miedo a lo desconocido y se aproximó un par de pasos.

-Parece que no se mueve.- Se detuvo un instante -Si, esta parado-.

Todos lo miraban con cierto temor pero alguno siguió su ejemplo y también se aproximó para inspeccionar el hallazgo. Quedaron tan ensimismados por su descubrimiento que dejaron de escuchar aquel sonido que perseguían. Pero la curiosidad hacia mella en los más aventureros. De pronto, una de las chicas se levantó de un salto. Caminaba lentamente bajo la mirada expectante de los demás. Pisó con delicadeza sobre la superficie e hizo fuerza para ver su resistencia. Aguantó. Con dudas en sus pies avanzaba lentamente sobre la rugosa superficie, temerosa de que pudiese caer a un mar de nada pero eso no paso.

Uno de los chicos se alejó de la superficie, aquello de lo que se percató no requería ninguna luz. El objeto de su búsqueda estaba más cerca, y se movía rápido.

La chica, ajena a lo que se cernía sobre ella, seguía caminando.

-¡Cuidado!- Gritó sobresaltando a los demás.

Tarde. Se echó sobre ella en cuestión de segundos. Un haz de blanca luz la iluminó poco antes de atravesarla como al humo. Un chillido estremeció el bosque. La niebla se tiñó de un rojo zigzagueante. Un estruendo metálico llenó el terreno circundante. Una llama se adivinaba entre la neblina, la cosa se quemaba. Estaban todos desencajados.

-¡¡Abigail!!- gritaron en las cuatro direcciones.

Solo el crepitar de llamas se escuchaba. El miedo los tomaba uno a uno. El temor a lo desconocido les obligaba a echar a correr sin mirar atrás. Regresar con los mayores y narrarles el trágico suceso. De pronto una voz surgió de entre los matorrales. Les era conocida. Miraron en la dirección de la fuente. Si. Allí estaba, como siempre, levitando. Aunque con la expresión todavía tomada por el miedo. Los demás flotaron hasta ella. Recuperada de aquella experiencia regresaron con el resto del clan espectral…

. . .

...una figura tambaleante surguió entre la niebla. El superviviente que vio a una niña en medio de la curva. Y que les sacó de la carretera.

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